Orígenes del confesionalismo del siglo XVIII al siglo XX
La mayoría de las confesiones reformadas se originaron, como pudimos ver, en el siglo XVI; con algunas excepciones, el proceso del confesionalismo terminó alrededor de 1580. En el siglo XVII, en el contexto de la ortodoxia reformada-protestante nacieron dos nuevos textos muy influyentes: los Cánones de Dort en los Países Bajos y la Confesión de Westminster en Inglaterra y Escocia.
En el siglo XVIII no se elaboraron nuevas confesiones, pero en el siglo XIX fueron promulgadas varias. La mayoría de ellas nació debido a las divisiones existentes dentro de la iglesia reformada: por ejemplo, se fundaron las iglesias reformadas libres a partir de los movimientos de avivamiento, para distanciarse de la iglesia oficial que a muchos les parecía demasiado liberal. Este proceso tuvo lugar en Suiza y Francia, pero también en los Estados Unidos de América.
Durante el siglo XX, se elaboró un número creciente de nuevas confesiones en las iglesias reformadas, principalmente debido a tres razones: Por un lado, muchas iglesias reformadas jóvenes en el Nuevo Mundo buscaban independizarse de Europa y formular su fe enmarcada en su propio contexto. Por otro lado, las unificaciones con las iglesias de otras confesiones llevaban a la elaboración de nuevas escrituras confesionales. En un tercer momento, los nuevos desafíos llevaban a los hombres a redescubrir los mensajes evangélicos, sobre todo en Alemania (Declaración Teológica de Barmen), en los Estados Unidos de América y en Sudáfrica (Confesión de Velar).